CEREMONIAL y Profesionalización - Primera LICENCIATURA EN el pais

Charla en vivo entre el Rector de la Universidad de San Pablo-Tucumán Dr. Ramiro Albarracín y el presidente de ACYP Eduardo LÓPEZ CARDOZO.




Primera LICENCIATURA EN CEREMONIAL, PROTOCOLO Y ORGANIZACIÓN DE EVENTOS. USP-T Universidad San Pablo - Tucumán

Esta complementación a la tecnicatura, que ya se dicta en esta Casa de Altos Estudios, formará profesionales del más alto nivel, capacitados en todas las áreas de conocimiento que requiere la actividad.

Tendrá una importante formación en el área de idiomas y cultura general. Los egresados podrán organizar todo tipo de actos, ceremonias y recepciones en el ámbito oficial y privado que requieran de una coordinación idónea y precisa. Se dedicará a planificar, poner en marcha y supervisar congresos, convenciones y recepciones. También podrá asesorar a superiores en el campo del ceremonial.

Los #ceremonialistas profesionales constituyen un valor estratégico dentro de cualquier organización, con alta incidencia en todas las esferas de la economía. La formación estará a cargo de un destacado cuerpo docente y se dictará en la sede centro de la universidad.

La profesionalización, jerarquización, el reconocimiento profesional y económico, y la inserción laboral de los ceremonialistas es posible. Requiere del compromiso de todos y cada uno, para llevar al Ceremonial y Protocolo al lugar que merece. 
Por más y mejor Ceremonial y Protocolo. 

@edilopezcardozo y @raderestado.

Link de la Universidad: 
https://uspt.edu.ar/web/licenciatura-...

Historia de la cortesía

Una historia de la cortesía explica por qué las sociedades burguesas siguieron prefiriendo los buenos modales.

Por Hugo Salas
Historia de la cortesía de 1789 a nuestros días
Frederic Rouvillois
Tan curiosa y entretenida como desesperante, por momentos, en su minuciosidad (amor por el detalle acorde con el tema), esta Historia de la cortesía en Francia –aclaración que el editor argentino debería haber contemplado en el título– analiza el peso de lo político en los modales y el peso de los modales en la política de esa nación que, históricamente, ha buscado detentar el monopolio de la elegancia (si bien, como desnuda la propia obra, no ha vacilado a la hora de apropiarse de usos ingleses y alemanes). Con afán de centrar su tarea, el autor deja de lado el problema de la etiqueta impuesta a la corte por Luis XIV para concentrarse en los avatares del savoir-vivre a partir de la Revolución Francesa, vale decir, los avatares de una cortesía propiamente burguesa.
La furiosa anticortesía desplegada por los republicanos durante los primeros años (que castigaba por decreto a quien tratara de usted/vous y no de vos/tu a alguien otrora superior u osara llamarlo Señor en vez de Ciudadano), viendo en estas costumbres –con bastante acierto– signos de las asimetrías sociales, plantea al resto de la historia, por sí misma, una pregunta de fondo que, nunca explícita, Frederic Rouvillois hace sonar en su libro: ¿Por qué una sociedad burguesa vuelve a la cortesía? ¿A qué usos y funciones sirve ese código no escrito de las costumbres que, sin embargo, sí posee sus propias instancias de sanción y exclusión?
Justamente, si se tiene en cuenta lo que ocurrió políticamente con la Revolución, no es casual que a esa furiosa anticortesía siga, inmediatamente después, la edad de oro de la cortesía burguesa (todo el siglo XIX hasta la gran guerra), con sus reglas de vestuario que alcanzan al uso de guantes y sombreros, sus rígidas normas para la vida familiar (incluido el duelo), sus días “de recibir”, sus tarjetas de visita, el besamanos, el duelo y toda esa panoplia que el buen lector está habituado a encontrar como decorado permanente de la novela francesa. De hecho, uno de los documentos más citados a lo largo del libro es En busca del tiempo perdido, como cabía esperar.
Si bien es cierto que tras las guerras mundiales las normas entran en una amplia zona de incertidumbre, Rouvillois advierte que, amén de su perduración fosilizada en las normas de protocolo oficial y diplomático, esta tendencia comienza a retroceder en los últimos años, advirtiéndose un renovado interés por la cortesía, esta vez bajo las banderas del “respeto”, que incluso alcanza los intercambios virtuales propiciados por Internet. El autor no arriesga motivos ni emite juicios sobre estos vaivenes, pero ciertamente el lector, al repasar las normas del siglo XIX, incluso las más ridículas, no dejará de advertir, por comparación, la violencia desconsiderada y gratuita que rige hoy el espacio urbano e interpersonal.
Precisa en el trazado de la evolución histórica de su objeto, interesante en la selección de la información y en el uso de las fuentes literarias y documentales, la amena lectura de esta Historia de la cortesía sólo se ve interrumpida, en el caso de su versión española, por una traducción errática en el manejo de las referencias (los títulos aparecen a veces en español, a veces en francés con traducción, a veces en francés sin traducción, un mismo título en dos formas distintas e incluso títulos indudablemente ingleses, como las novelas de Twain y Austen o un ensayo de Thackeray ¡en francés!), demasiado aficionada al uso de la nota al pie y afecta al galicismo sintáctico. Como quien diría: una falta de cortesía para con el amable lector.

Mal uso de nuestra Bandera Nacional Argentina.

El #Ceremonial de la Bandera o Ceremonial #Vexilológico se encarga de de la correcta y armónica disposición de las banderas y demás símbolos representativos en tela con el fin de asegurar su condigno respeto.

Nuestra bandera no debe cubrir ni decorar ningún elemento, NO es un elemento ornamental. La bandera es el más elevado de los símbolos nacionales.
Para cualquier tipo de ornamentación tenemos la posibilidad de usar los colores nacionales echos bandera (SIN SOL) que es la bandera de ornato.
Propiciamos un buen y correcto tratamiento a los símbolos patrios.

Bandera Argentina.

Sol Incaico en la bandera Argentina.


En 1818 se define a la bandera mayor durante el gobierno de Juan Martín de Pueyrredón, incluyéndole el sol incaico


Sol de mayo en la primera moneda del Río de la Plata

Este sol aparece en el centro de la bandera. Es un sol figurado con rostro humano, de color oro amarillo con treinta y dos rayos: 
16 flamígeros apuntando o "girando" en sentido horario,
16 rectos colocados alternativamente, según diseño de la primera moneda argentina. 

Este diseño del sol se debe al orfebre peruano Juan de Dios Rivera, apodado "El Inca", ya que era descendiente de una ñusta, quien adoptó el símbolo del Inti o Sol inca como emblemático de la nación argentina. 

Manuel Belgrano aceptó este añadido, llamado también Sol de Mayo, ya que en la nubosa y lluviosa jornada (en la ciudad de Buenos Aires) del 25 de mayo de 1810, asomó el sol en el cenit. Esta bandera tenía el color basado en un azul más oscuro.



Ñusta: era el nombre quechua para las princesas en el Imperio inca.
Cenit: Es el punto más alto en el cielo con relación al observador, que se encuentra justo sobre su cabeza.


Bandera de Ceremonias.

Bandera Argentina de ceremonia.


La actual bandera de la Argentina está basada en la creada por Manuel Belgrano, quien la diseñó con los colores de la escarapela nacional, celeste y blanca, y que enarboló por primera vez en la ciudad de Rosario el 27 de febrero de 1812 para utilizarla en el ejército de su mando (lo cual fue desautorizado por el gobierno).

La Bandera de Ceremonias es utilizada para brindar mayor solemnidad a aquellos actos importantes. 

Ocupa un lugar de honor a la derecha y detrás de la autoridad que presida la ceremonia o a la derecha del estrado. Se colocará verticalmente apoyándose en una base.



Los Accesorios de la bandera Argentina de ceremonia.

Paño.

El paño: De tela con tres franjas horizontales de igual tamaño, la del medio blanca y las de ambos extremos de color celeste. En el centro de la franja blanca, lleva un sol bordado en relieve, color amarillo oro con 32 rayos (correspondientes a las provincias de la República Argentina al momento de su creación) curvos y rectos colocados alternativamente.





Asta: Vara de madera de color natural, con cuatro enganches en los que va sostenido el paño.


Moharra: Es una pieza de acero que ocupa la parte superior del asta.




Regaton



Regatón: Es una pieza de acero que forma el pie del asta, hace de apoyo.




Tahalí: Es el portabandera, la banda que utiliza el abanderado en las ceremonias, de tela del mismo color que la bandera, terminada en una cuja utilizada para sostener el asta.



Corbata: Moño de iguales colores que la bandera, con flecos dorados como el sol, se ubica en la parte superior del asta, debajo de la moharra


Bandera en la cuja:


Cuando se iza la bandera en el mástil, al entonar el Himno Nacional, al escuchar o entonar el himno de otro país, cuando se desfila ante la bandera, cuando hay banderas de ceremonia invitadas, al entrar la bandera del establecimiento, al paso de otra bandera, en las misas durante la consagración y la elevación de las dos especies, en todos los actos de bendición, al paso del Presidente de la Nación o cuando se desfila ante él, en los sepelios, en el momento de pasar al féretro, cuando los alumnos de nivel primario realicen la Promesa de Lealtad a la Bandera.

Bandera en el hombro:

Solamente se apoyará la bandera en el hombro cuando el abanderado se desplace.

Bandera en descanso:

En todo momento no consignado en los puntos anteriores, la bandera permanecerá con el asta vertical y apoyada en el suelo, con el regatón tocando la punta del pie derecho (lado exterior) y será tomada con la mano del mismo lado en forma tal que el abanderado no quede oculto.

La Normativa de diseño.

El Decreto 1650/2010. Establéce las medidas, características de la tela, colores y accesorios de la Bandera Argentina de Ceremonia y de la Bandera Argentina de Izar determinadas según Norma IRAM.
La correspondiente a la bandera de ceremonias es la siguiente.
Esta norma establece las características de los accesorios de la Bandera Argentina de Ceremonia para adultos y niños.

    Fuentes: